No estoy cansada por floja. Estoy cansada por todo lo que sostengo.
- Fabiola Pérez Olalde
- hace 3 días
- 3 Min. de lectura
Hola, hola..!!!
Últimamente, muchas mujeres me han dicho lo mismo:
“Estoy agotada, pero no entiendo por qué.”Y no lo dicen desde la queja. Lo dicen con culpa, como si estar cansadas fuera sinónimo de estar fallando. Y no lo es.

Yo también he estado ahí. He tenido temporadas en las que dormía, comía saludable, hacía ejercicio y, aun así, sentía que el cuerpo no me daba. Me levantaba con una sensación de peso, como si todo costara más. Y lo más frustrante era que no había una razón clara… solo el cansancio. Un cansancio que no era físico, ni mental, ni emocional solamente. Era todo junto.
Eso me hizo entender algo que cambió mi forma de verme: no estaba cansada por floja. Estaba cansada por todo lo que estaba sosteniendo. Y lo mismo pasa con muchísimas mujeres.
A veces no es lo que hacemos en el día. Es todo lo que sostenemos en silencio: los pensamientos, las emociones de otros, las responsabilidades invisibles, la presión de mantenernos “bien”, los cambios hormonales, los síntomas que no compartimos con nadie, el miedo a no poder seguir al ritmo de siempre.
Cuando estás atravesando la perimenopausia o la menopausia, tu cuerpo ya no responde igual. No es tu imaginación. Tu energía se distribuye diferente, tu metabolismo cambia, el cortisol (la hormona del estrés) se eleva con más facilidad, y el sueño profundo se interrumpe. Todo eso contribuye a que te sientas más cansada, más irritable, más abrumada, aunque estés haciendo “todo bien”.
Y si a eso le sumamos la carga emocional que muchas mujeres llevan el ser mamá, pareja, líder, emprendedora, cuidadora o simplemente “la que siempre puede”, entonces el cansancio se vuelve acumulativo. Te desgasta más allá de lo físico.
Lo complicado es que ese agotamiento muchas veces no se ve. No es que te desmayes ni que colapses. Pero te desconectas. Pierdes motivación. Se te olvidan cosas. Comes por ansiedad. Lloras sin razón. O simplemente no tienes ganas de nada y te exiges igual.
Por eso es tan importante hablar de esto. Porque no se trata de descansar un fin de semana y listo. Se trata de reconocer que no podemos seguir pidiéndonos tanto sin sostenernos mejor. No se trata de rendir más. Se trata de acompañarnos distinto.
Tal vez lo que necesitas no es una nueva rutina, ni más fuerza de voluntad, ni un suplemento milagroso. Tal vez lo que necesitas es escucharte sin juicio y empezar a cuidarte desde otro lugar. Uno más compasivo, más real, más alineado con esta etapa de tu vida.
Y sí, puedes tomar suplementos, apoyar tu sistema hormonal, mejorar tu alimentación, pero nada de eso va a funcionar si tú no dejas de exigirte como si no sintieras.
Este fin de año, en lugar de empujarte a “cerrar con todo”, ¿qué pasaría si eliges cerrar contigo?No en la agenda.En tu cuerpo.En tu energía.
Porque no, Fabiola. No estás cansada por floja. Estás cansada porque tu cuerpo lleva años sosteniéndolo todo. Hoy te está pidiendo que lo sostengas tú. Con respeto. Con pausa. Con amor.
Si estás en ese punto donde tu cuerpo ya no puede más, y tu mente tampoco, en mi guía te comparto herramientas reales para acompañarte en esta etapa: desde lo hormonal, lo emocional y lo energético.
Es momento de dejar de exigirte tanto y empezar a cuidarte mejor. Encuentra la guía en: fabiolaperezolalde.com

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